sábado, 15 de abril de 2006

LA CIUDAD ABANDONADA

Me siento como Manolito Gafotas en Carabanchel Alto: todo el mundo ha dejado la ciudad para irse a la playa, a la montaña, al pueblo... todos se fueron de vacaciones menos yo.

La ciudad parece desierta, abandonada, cómo si una catástrofe se cerniera sobre ella y la gente hubiese huido a toda prisa dejando todos sus enseres en sus casas; las tiendas y los bares han quedado cerrados y hasta las plazas han sido ocupadas por el silencio más absoluto.

Al principio te entra el pánico, la angustia de pensar que te has equivocado, de que tú también tendrías que haberte marchado lejos de esta ciudad sin vida y presientes que tu decisión será fruto de malos augurios. Y buscas a toda costa viajes de última hora, hoteles en algún lugar del mundo donde descansar de la ciudad pero sin presenciar su vigilia. Y te vas al centro y te das un baño de multitud de gentes que abandonaron sus ciudades para venir a visitar la tuya. No puedes enfrentarte, así de golpe, con la ciudad muerta. No puedes asumir que la tranquilidad llegue a ti sin salir a buscarla fuera de la gran urbe…

Pero después de esas horas de pánico comienzas a integrarte en el silencio, y piensas que no está tan mal, y hasta te gusta, y decides disfrutar de la ciudad desconocida.

Y paseas por sus calles grises buscando, como Marcovaldo, alguna florecilla perdida entre el asfalto, algún pájaro sordo que instaló su nido en los árboles ruidosos de la avenida. Te pones el bañador y las gafas de sol y te adueñas de la terraza, mojito en mano, preparada para leer tendida en la hamaca, bajo el sol urbano, los cinco libros que tienes empezados:

Hawai, Bombay
son dos paraísos,
que a veces yo
me monto en mi piso,
para nadar...
lo mejor es el mar…””


Y te enteras de que los cines y los teatros no cierran en vacaciones y te entra la fiebre del ocio y te pones al día en cuatro días: aquella película que no pudiste ir a ver, aquella obra de teatro de la que tanto te habían hablado, aquella exposición a la que no habías ido porque nunca encontrabas el momento ideal para visitarla.

Te levantas tarde, lees tranquilamente la prensa mientras desayunas y piensas que tienes todo el día por delante para hacer el vago. Y tu chico te cuida y tú te dejas cuidar, y te da masajes en los pies y te hace la cena, y el amor, y no necesariamente por este orden. Y mientras paseas conversas con él sobre cine, sobre música, sobre la vida, como si estuvierais inmersos en una road movie peatonal al más puro estilo Woody Allen, sólo que no estás en Manhattan, ni siquiera parece que estés en Barcelona.

Y descubres la playa de tu ciudad, a la que siempre añoras pero nunca vas y te sorprende que tampoco aquí haya mucha gente. Y paseas por las montañas que la rodean y sólo encuentras algún desarmado paseando a su perro y que, como tú, decidió también quedarse.

Y mientras tomas un café en alguna de las cafeterías que aún quedan abiertas sientes que la ciudad te pertenece, que le has sido fiel y ella te recompensa mostrándote sus rincones más bellos, y como un amante celoso deseas que el tiempo se detenga y sea siempre tuya…

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

Hola Amelie (Isa). Acabo de leer tu escrito sobre la ciudad sin ruidos y también sin flores..., y definitivamente confieso estar celosa de estos días que has pasado con tu pareja en Bcn. Pues te diré que pocas personas saben emplear su tiempo libre pues eso, disfrutando de su tiempo libre, en lugar de huyendo de la mundanal ciudad pensándose que más allá de ella será todo diferente, cuándo muchas veces nada cambia y se llevan el estrés con ellos. En la ciudad o fuera de ella, si estamos bien con nosotros mismos, estamos bien en todas partes y encontramos lo que necesitamos siendo sinceros con nosotros mismos y no con los vaivenes de las multitudes. En un rincon de una plaza rodeada de calles peatonales, en un laberint d'Horta, no muy lejos o insitu la ciudad se pueden encontrar sitious tranquilos también... en tu misma casa y más con vuestro fengshui o como se escriba... también...Mi semana santa ha sido, como te diría, con via crucis incluída, pero bien, porque no he hecho nada que me disguste, excepto conducir el coche de mi padre de vuelta de dos días de Platja D'aro -después de un año y medio sin tocar un volante- puesto que él, recien operado de su próstata -de las pocas cosas que los hombres se operan y que curiosa una de las más vanagloriadas por ellos...- y post-caída por no ir con muletas despues de su post-operación como debería por su minusvalía en una pierna - es que es un poco desastre el hombre-, pues me ha tocado a mi conducir en un diluvio, con caravana incluída y sin carnet -no no soy conductora suicida pero no lo llevaba encima...- Pues a parte de eso, durante esta semana santa acompañé a una amiga durante 3 días hasta que ella y su familia "ceremoniaron" la ida de su padre que falleció de una leucemia asquerosamente dañina, como todas, tirando sus cenizas a un lugar muy especial para su padre en un pueblo de Lleida. Han sido días un tanto duros y felices a la vez por ver qué gran familia formó ese gran hombre. Por cierto, sabéis que está multado lo de tirar las cenizas de los muertos? Ya es lo último, hombre, quede claro que recuperamos la urna y no la dejamos flotar en las aguas de uno de los pocos tramos de río que quedan transparentes en aguas catalanas... pero las cenizas... que descansen en paz donde ellas quieran... creéis que contaminan más que una colilla o que los desechos de una fábrica de papel que hay por la zona? o que la contaminación acustica que provocan los colombianos a las orillas del río con sus coches en puertas abiertas y cd's a su máximo volumen con sus bachatas o como se diga y sus salsas cutres que no te dejan ni oír los cantos de los pájaros? A veces, si sales de Barcelona, te das cuenta que la sociedad es un cúmulo de contradicciónes y que cuándo las poblaciones se fundaron no era más que para que la cercanía de las personas permitiera más ayudarse unas a las otras -claro que ahora que lo pienso, quién así las fundara, debe estar flipando.... Salgo poco de Barcelona y eso a veces hace que me sienta protegida y me suma más en lo gris de ésta y cuándo salgo, lo hago por un mes, en mi periodo vacacional, para conseguir integrarme en ese árduo exterior que a veces encuentro. Pero como creo haber dicho en un principio, el bienestar está dentro de uno mismo... así que mejor tenerlo en cuenta... por cierto, Isa, has ido a ver... atención... Ice Age II? la fuí a ver con mi madre en Platja D'aro para desconectar de la realidad, que mejor que una peli divertida y sentimental en cierto modo de dibujos animados? pues es genial, logro que desconectara de todo y me riera y llorase... osshhhh fijatee... ´Petó a todos.

lunes, abril 17, 2006  

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