Llevamos día y medio en Roma. Ayer paseamos por Piazza Spagna y Via Condotti. Estábamos cansadísimos. La noche antes casi no dormí nada, de los nervios del viaje, del alcohol del curso de vinos, de una semana terrible de trabajo....
El hotel es precioso. Una villa antigua, estilo palacete con una decoración exquisita: techos altos, hornacinas con dibujos de fuentes, ángeles y pájaros suntuosos dignos de los jardines de Bomarzo. El desayuno fantástico, todo lujo de detalles y buenísimo. Jose ha incendiado un bollo (que se la ha quedado atascado en la tostadora) y de pronto lo he visto con toga y coronado de laurel y he pensado que así debió empezar Nerón su desayuno la mañana del 18 de julio del año 64.
Hemos llegado al Vaticano a las 9:15h, demasiado tarde para coger un buen sitio en la cola de los Museos Vaticanos. Después de 2 horas de cola por fin hemos podido entrar. Impresionante la Escuela de Atenas de Rafael y la Capilla Sixtina de Miguel Angel. También impresionante San Pedro, es gigantesco, inmenso, lejos de la escala humana. Y bellísima la Piedad de Miguel Angel. Ha sido emocionante.
No obstante, lo más bonito de Roma son sus plazas y sus fuentes. El susurro del agua te acompaña por todas partes y sus plazas son a la vez grandes, majestuosas e íntimas: Piazza Navona, Piazza Rotonda, Piazza Spagna, Piazza Minerva…La Fontana de Trevi, aún habiéndola visto mil veces en el cine, en la tele, en fotos… me ha impresionado. La fuente ocupa toda la plaza, llegas a ella por callejuelas y casi te caes dentro, si no fuera por los cientos de turistas que no dejan ni un ínfimo espacio.
También hemos visitado el Panteón, Campo de Fiori, la Iglesia del Gesú, Santa María Maggiore, más Iglesias de las que no recuerdo el nombre…
Nos hemos asomado al Foro por la Piazza del Campidoglio y la Banda dell'Arma dei Carabinieri nos ha sorprendido con el “Moon River” de Desayuno con Diamantes. En ese mismo momento y por arte de magia, hemos visto a Audrey Hepburn agarrada a Gregory Peck en una vespa… ellos también pasan sus Vacaciones en Roma.
En el Coliseo dos romanos - vestidos de antiguos romanos - discutían el partido de la noche anterior. Ahora estamos acostumbrados a las grandes ciudades, pero hace 2000 años, para cualquier paleto de una aldea de la Galia, la Britania, o la Lusitania, llegar a la capital del imperio, con su Coliseo (60.000 personas!), sus palacios, sus templos… debería ser alucinante. Vamos, que al Gladiator de Emérita Augusta debió darle una angina de pecho cuando lo soltaron a la arena.
Escapando del bullicioso centro turístico nos adentramos en el Aventino, una de las más bellas colinas de Roma. Pasear por este monte tranquilo y disfrutar de sus vistas es una gozada. Visitamos una de las primeras iglesias cristianas, la basílica de Santa Sabina y paseamos por sus jardines. Hay palacetes de color teja, rodeados de hiedra; paseos enmarcados por una espesa vegetación que ofrece al caminante la preciada sombra; estanques con nenúfares y fuentes donde leones de piedra vierten constantemente el agua romana que fluye por doquier.
Me hubiera gustado pasear más por las calles de Roma y descubrir rincones secretos, fuentes escondidas, plazas imposibles… pero mañana nuestro amigo Gianluca vendrá a recogernos para atravesar los Apeninos y dirigirnos a Macerata.
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